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martes, 26 de febrero de 2013

Flan de Té Verde Matcha

Como sabéis, en una alimentación consciente o macrobiótica, tenemos que poner consciencia en lo que ingerimos, su calidad, o cómo lo preparamos, entre otras cosas. Pero eso no significa que no podamos permitirnos caprichos dulces! Es más, es necesario introducir este sabor también en nuestras comidas para mantener un equilibrio y no empezar a tener carencias y ansiedad por comer un determinado alimento.
Yo tengo bastantes momentos dulces al cabo del día, y en ocasiones, me gusta preparar un buen postre para acompañar una comida especial o para tomar como merienda. Y este flan de hoy se convierte en una receta ideal por lo sencillo, rápido y delicioso que queda. Eso si, será apto sólo para los amantes del té, ya que el té matcha es de un fuerte sabor.


Este tipo de té proviene de Japón y en él podemos encontrar numerosos beneficios. Para empezar, con este té ingerimos las hojas enteras del té, ya que se encuentra en polvo, y no en hojas como acostumbramos a ver y las que desechamos después de haber preparado la infusión. Por esto, la bebida que surge es 10 veces más potente que un té verde normal. Es rico en antioxidantes y betacarotenos, precursores de la vitamina A y que nos protegen del cáncer, enfermedades del corazón, favorecen la circulación sanguínea y aumenta el número de linfocitos para ayudar a nuestro sistema inmunitario, además de luchar contra el envejecimiento.

Eso sí, aseguraos de que es té matcha orgánico de calidad!
Otra cosa que llama la atención de este té es su intenso color verde! Todas las recetas que preparéis con este ingrediente adquieren un fuerte color verde que queda muy original y diferente.
Ahora, vamos con la receta!

Té matcha Orgánico

Ingredientes:

  • 500 ml de leche de arroz, avena o almendra.
  • 2 cucharadas de postre de té matcha.
  • 2 cuharadas de postre de Agar Agar rápido (yo utilizo el de Pronagar, que en un minuto está listo).
  • Melaza de arroz al gusto (recordad que el té matcha tiene un sabor muy intenso, por lo que a la gente que le guste más el dulce que añada más melaza!).
  • Crema de chocolate o algarroba: podéis comprarla o prepararla vosotros mismos. Más abajo os indico como la preparo yo.

Elaboración: ahora veréis que difícil!!

1. Disolvemos el agar agar en un poco de la leche y el té matcha en la leche restante (que este fría o a temperatura ambiente).
2. Añadir la melaza en la mezcla de leche y té y probar para encontrar nuestro punto de dulzor.
3. Añadimos la mezcla de agar agar, removemos para que se mezcle bien.
4. Lo ponemos en un cazo y al fuego, para que cuaje. Lo tendremos un minuto desde que empiece a hervir ya que este agar agar no necesita más (por eso es rápido!), pero removiéndo constantemente para que quede bien repartido.
5. Repartimos en moldes individuales o en un bol, como queramos, aunque si es de cristal siempre queda más vistoso por lo que decía del color verde intenso que tiene.
6. Dejamos enfriar un rato y luego lo terminamos de enfriar en el frigorifico (unas 2 horas estaría bien).
7. Una vez cuajado, añadimos por encima la crema de chocolate o algarroba, o incluso un poco más de melaza de arroz. Y a disfrutar!

Para la crema de algarroba: un vaso de leche de arroz, una cucharada sopera de algarroba (así sale fuertecito) y una cucharada sopera de kuzu. Diluímos el kuzu en un poco de leche (siempre en frío) y mezclamos la algarroba con el resto de leche (como si fuera cacao). Ponemos a calentar el "chocolate" a fuego medio, añadimos el kuzu y vamos removiendo constantemente hasta que espese. Esta receta se puede utilizar para múltiples recetas: para cubrir bizcochos, galletas...


jueves, 14 de febrero de 2013

Alimentación Consciente

Podemos decir que la alimentación consciente es aquella en la que empleamos unos alimentos determinados pero sabiendo cuál es su carga energética y los efectos que van a producir en nuestro organismo. De esta manera podremos conseguir un estado óptimo de salud, ya que nos alimentaremos en base a las necesidades energéticas que nuestro cuerpo tenga en ese momento. El ejemplo más claro, sería cuando en verano nos apetece tomar más cosas frescas (como ensaladas, gazpachos, zumos... de energía yin) y sin embargo en invierno, nos apetecen más caldos, guisos y verduras más dulces (yang).
 
A través de este conocimiento de los alimentos y su energía, y de los efectos que tienen en nuestro organismo (tanto a nivel físico como emocional), podremos conseguir cambios en nuestra condición personal e ir consiguiendo un mejor estado de salud, de una forma lenta pero duradera. Eso si, debemos saber que no hay alimentos-milagro, que por el simple hecho de consumirlos puedan lograr la curación de enfermedades crónicas, pero si podemos mejorar los síntomas y gozar de una mayor calidad de vida y evitar males mayores.
 
De esta forma, y como señala Javier Iraola en sus "Cuadernos de Alimentación Consciente", el primer paso que debemos dar será "dejar de tomar los alimentos que causan la pérdida de salud. Ocurrirá que, con el paso del tiempo, la evitación de estos alimentos dejará sin alimento a las causas habituales de un gran número de desequilibrios, que se irán "muriendo de hambre". Si llega un momento en el que la persona se cuestiona su alimentación, no lo quedará más remedio que aprender en qué tiene que cambiar, por qué y cómo lo tiene que hacer, para a partir de entonces, volver a ser una persona más sana."
En resumen, alimentos que debemos evitar para conseguir una alimentación equilibrada energéticament, serán:
- los de énergía mas yin, que nos desmineralizan y enfrian, como bebidas excitantes, alcohol, azúcares o endulzantes artificiales (sacarina, aspartamo...), alimentos procesados y de bollería, lácteos blandos (leche, yogures, quesos frescos...) y frutas tropicales.
- los de energía más yang, que crean tensión, rigidez, problemas circulatorios, etc... y que son, entre otros, condimentos salados, lacteos secos (quesos curados), huevos, alimentos procesados (conservas), carnes...
 
Javier Iraola "Cuadernos de alimentación consciente"
 
En algunas ocasiones, puede que nuestro cuerpo nos pida alimentos de uno de los dos extremos, por lo que tendremos que analizar que carencias a nivel tanto físico como emocional pueden estar ocurriendo en nuestro organismo. También, dependiendo del tipo de terapia que realicemos, en ocasiones debemos de aumentar cierto consumo de determinados alimentos (por ejemplo, una persona de condición más yin, tendrá que introducir también ciertos alimentos más yang, para ayudar a compensar, aunque también dependerá de otros factores, como la estación del año, si hay debilidad en un órgano determinado de nuestro cuerpo, etc).
 
Todos estos conceptos pueden parecer al principio complicados, por lo que para conseguir un mayor beneficio de los alimentos, tal y cómo explicamos aquí, lo mejor es acudir a un buen terapeuta o especialista en este tipo de alimentación, que sea quién nos informe y oriente hacia el camino que debemos seguir para lograr un mayor equilibrio. También existe mucha literatura acerca del tema que puede ayudarnos. Así que antes de iniciar ningún cambio, lo mejor es dotarnos del conocimiento necesario para realizarlo de la manera más adecuada.

Ánimo para empezar este magnífico cambio! ;)

 

domingo, 10 de febrero de 2013

Paella de seitán y alga wakame

Hola a todos y todas!

Hoy, para celebrar la primera semana de mi blog, he pensado subir una receta que admite múltiples variaciones en cuanto a las verduras utilizadas, y que además, puede ser una buena apuesta para comer un domingo cualquiera en un ambiente familiar o con amigos. 

Cómo sabéis, la paella es uno de los platos que se cocina como mínimo una vez a la semana en cualquier casa, y de la misma forma, el arroz en su variedad integral, es muy consumido en la macrobiótica. Así que, a modo de fusión, aquí os dejo esta receta.

Ingredientes:
  • 1 taza de arroz integral
  • 1 cebolla cortada a cuadraditos
  • 2 zanahorias cortadas a bastones
  • 1 ajo picado o ajo en polvo 
  • 250 g de seitán de espelta (podéis utilizar de trigo o kamut también)
  • 1/2 taza de guisantes
  • 2 tiras de alga wakame
  • varios ramilletes de brócoli
  • azafrán
  • romero (si es fresco mejor)
  • cúrcuma
  • sal marina
  • aceite de oliva
Preparación:
1. Cocer el arroz con el azafrán, el romero, sal y una pizca de cúrcuma. La medida normalmente será de una parte de arroz por tres de agua mineral, y lo tendremos cociendo durante aproximadamente unos 35 - 40 minutos, dependiendo de la variedad. Lo podéis consultar en el paquete.
2. Mientras, en una cazuela grande y ancha, sofreímos el ajo con un poco de aceite. Añadimos la cebolla y una pizca de sal y pochamos durante unos 10 minutos. Añadimos la zanahoria y el seitán, y salteamos durante unos 5 minutos más. 
3. Aparte, hervimos los guisantes y el bróculi durante no mucho tiempo, para quede al dente. Remojamos la wakame durante 3 o 4 minutos, la cortamos a trozos y la añadimos al salteado, junto con el arroz cocido. Mezclamos con cuidado.
4. Decoramos con los guisantes verdes y el brócoli. Y listo para servir!

Otra opción, para la gente que ya tengáis dominada la cocción del arroz, es saltarse el primer paso, hacer el sofrito, y una vez que lo tengamos, añadir el arroz previamente remojado durante una hora aproximadamente. Le damos un par de vueltas, y añadimos el agua para la cocción junto con el azafrán, el romero, la cúrcuma y sal marina al gusto. Lo cocemos durante 30 minutos hasta que el caldo se consuma, aunque cuando lleve 15 minutos ponemos por encima los ramilletes de brócoli para que se vayan haciendo con el vapor. Lo dejamos reposar apartado del calor ya, durante otros 5 o 10 minutos más, tapado a poder ser. 

jueves, 7 de febrero de 2013

Macrobiótica, un estilo de vida

George Oshawa

Al contrario de lo que mucha gente piensa, la Macrobiótica no es simplemente una dieta más, sino que comprende toda una filosofía y un estilo de vida que nos guía hacia la búsqueda de un equilibrio tanto a nivel físico como emocional.
 
Como muchos ya sabreis, esta enseñanza tuvo su origen en Japón, a través de George Oshawa (1893 - 1966), y ha sido difundida a través de todo el mundo por medio de varios de sus estudiantes. Muchos de ellos han creado importantes centros de estudios, como Tomio Kikuchi (1926) en Brasil, Michio Kushi (1926) en los Estados Unidos, Lima Ohsawa (1898 - 1999) en Japón, Mario Pianesi en Italia, o René Lévy (1927 - 2010) en Francia, entre otros.
 
Este último, ha influído mucho en España, y es el creador del centro de enseñanza permanente de Saint-Gaudens, cercano a la ciudad francesa de Toulouse, al que acuden personas de diversas nacionalidades, aunque siempre encotramos a bastantes españoles, a conocer más profundamente la macrobiótica y también a poder tener unos días más dedicados a esta enseñanza.
Renè Lèvy
Dentro de la cocina macrobiótica podemos encontrar la base de toda la medicina oriental, pero ésta hace hincapié en los conceptos del yin y yang para conocer los efectos energéticos de cada alimento y por tanto, lo que produce en nuestro organismo el consumir un determinado alimento u otro. De esta forma, los alimentos no son sólo nutrientes para nuestro cuerpo, sino que se convierten en una excelente manera de alcanzar nuestro bienestar físico y emocional y recuperar un equilibrio en nuestras vidas. 
 
Para la macrobiótica, la enfermedad es simplemente una respuesta o reacción natural del cuerpo para poder reequilibrarse, eliminando los excesos nocivos a través de los síntomas que padecemos. Para ello, cuando aparece la enfermedad, se trata de intervenir lo menos posible en ese proceso de eliminación, pero sí aplicar un régimen curativo, que ayudará a que la limpieza del organismo se realice de la manera más natural posible y sin continuar alimentando la enfermedad.
 
Por todo esto, la macrobiótica intenta alimentar el organismo de una forma más equilibrada, siguiendo las nociones de Yin y Yang, pero siempre adaptándose a las circunstancias que nuestro cuerpo pueda ir atravesando. Y como las circunstancias siempre cambian, debemos de adaptar nuestra alimentación constantemente, teniendo en cuenta diversos aspectos, como la actividad que realicemos, nuestra edad, los objetivos que persigamos, o incluso las estaciones del año o la zona en la que vivimos, por ejemplo. Por tanto, no es que nos encontremos ante prohibiciones alimentarias, sino ante adaptaciones a cada caso particular. Ohsawa siempre insistía mucho en el hecho de que "la práctica sin la teoría es peligrosa, pero la teoría sin la práctica es inútil". 
Cuisine et Santè en Saint-Gaudens, fundada por Renè Lèvy
Actualmente, podéis encontrar a muchos especialistas, consultores o terapeutas que pueden ayudaros y guiaros a través de esta alimentación, y que os ayudarán a adaptarla a vuestras circunstancias actuales. También podéis encontrar bibliografía especializada en este tema, aunque eso lo dejaremos para otro post!

sábado, 2 de febrero de 2013

Pan Bendito de San Blas



Hoy, en mi querido pueblo de Yecla, siendo víspera de la festividad de San Blas, hay un agradable aroma a Panes Benditos por las casas, lo que supongo que a muchas personas, al igual que a mi, las transportan a recuerdos de la infancia. Entonces, a los niños nos encantaba ayudar a decorar estos panes, ver como se cocían y doraban en los hornos con ese inconfundible aroma a naranja, limón y azahar. Y estábamos deseando sacarlos para poder cuanto antes poder pellizcar todas esas figuricas que tan bien los decoraban: flores, piñas, setas, bolas... y todo aquello que a nuestras madres, abuelas, tías, primas, se les ocurría hacer para decorar los panes. Eso si, había que esperar a que no estuvieran calientes ya que podían sentarnos muy mal y esto, sinceramente, era lo más difícil de conseguir... (a mi sigue pasándome lo mismo ahora). Además, estos panes eran mano de santo (nunca mejor dicho) para curar los temidos dolores de garganta que podían venir en los duros y fríos inviernos de Yecla.


Así que, en honor a esos recuerdos, y para curar nuestros males de garganta, aquí os presento hoy mi primer Pan Bendito Macro! Espero que os animéis a probarlo y me digáis si la garganta mejora.

Ingredientes:

  • 125 g de sirope de ágave.
  • Ralladura de media naranja y medio limón.
  • 75 g de leche de avena.
  • 50 g de aceite.
  • 25 g de levadura fresca.
  • 1 huevo ecológico o sustituto de huevo vegano.
  • Zumo de media naranja.
  • 425 g de harina integral de espelta.
  • 1 cucharada sopera de agua de azahar.
  • Un pellizco de sal.
Preparación:

Templamos la leche de avena y vamos diluyendo la levadura fresca en ella. 
Añadimos a un bol el huevo, el aceite, el sirope, las ralladuras de cítricos, el zumo y el agua de azahar. Batimos todo bien para que quede bien mezclado. Añadimos la leche con la levadura y volvemos a mezclar.
Ponemos la pizca de sal en la harina y vamos añadiéndola a la mezcla, primero la mitad y comenzamos a amasar y después añadimos la restante. Se tiene que amasar muy bien y durante un largo rato, ya que es una masa que debe quedar muy sobada. Queda algo pegajosa, así que para manejarla bien y ponerla en el bol para que repose, podemos untarnos las manos con un poco de aceite. Dejamos que repose en un lugar muy cálido, al lado de un radiador o pegada a la puerta del horno, porque debe reposar unas dos o tres horas, hasta que doble o triplique su volumen. Esta parte es muy importante y debéis de ser pacientes!
Una vez que la masa haya subido, se da forma a los panes. Esta tarea también es algo costosa, pero cuanto más empeño y cariño pongáis, mejor será el resultado final, así que dejar volar vuestra imaginación. Normalmente, se coge una bola de masa y reserva una cantidad para las figuras. Esta bola la aplanamos y la vamos cortando para hacer las "puntas" del pan (pueden ser cuatro puntas, cinco, seis... como queráis). Una vez hecha la base del pan, comienza la decoración. Para ello, la masa restante, mezclarla con un poco más de harina para que quede algo más compacta y ya podéis empezar a decorar vuestro pan. Una vez formados, se dejan reposar un poco más que crezcan un poquito (unos 10 - 15 minutos). Colocarlos sobre papel vegetal en la bandeja del horno para prepararlos.
Una vez listos, se pintan con huevo batido y se meten con el horno bien caliente a 180º, en la bandeja del medio, y se dejan cocer durante unos 20 - 25 minutos aproximadamente. Podéis ir controlando que se queden bien dorados pero comprobando la cocción pinchándolos en el centro para ver si se han cocido bien. 


Se sacan del horno y los pintamos con un almíbar que habremos hecho mezclando un poco sirope de ágave con agua, para que queden brillantes. Y listos!! 

Muy apetecibles como merienda o desayuno, acompañados de un "chocolate" caliente de algarroba. 


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